Ideario del Colegio San Miguel



El ideario de nuestro Centro está basado en la formación integral de los alumnos en su triple dimensión: personal, social y religiosa.

Para lograr los objetivos que identifican al Centro, no sólo se atenderán los aspectos humanos, culturales y técnicos, sino que se comunicará progresivamente una vivencia personal y comunitaria de la fe y un sentido del deber en pro de la Justica y de los Derechos Humanos.

Nuestra tarea se fundamenta en dos principios:

  • El derecho que tiene cada persona a la educación y capacitación para alcanzar su desarrollo integral.
  • El reconocimiento de la dignidad y la libertad de la persona, abierta a la relación con Dios y con nosotros.

Para lograr los objetivos que identifican al Centro, no sólo se atenderán los aspectos humanos, culturales y técnicos, sino que se comunicará progresivamente una vivencia personal y comunitaria de la fe y un sentido del deber en pro de la Justica y de los Derechos Humanos.

Por último, indicar que Nuestro Centro, considerado como una Comunidad Educativa, tiene la participación de:

Padres: principales responsables de la educación de sus hijos.
Educadores: promotores del desarrollo intelectual y moral de los alumnos.
Alumnos: protagonistas de su propia formación.

Como tal Comunidad Educativa se comprometen a la aceptación y respeto del IDEARIO, así como a colaborar con el Centro, según sus funciones.

La actividad que se desempeña en centros como el Colegio San Miguel tiene anhelos y deseos muy estimables y nobles de elevar la cultura del niño a hombre y mujer capaces de colaborar unilateralmente en la educación y formación del individuo estudiante o simplemente aspirante a salir de la ignorancia de la niñez.

Educar es tener mucho amor a la profesión ya se sea padre, madre o maestro. Tener comprensión de sus obligaciones, respeto, tener paciencia a prueba de santo y con estos ingredientes se forman los primeros cimientos del hijo y del alumno. Después con la tarea del maestro que ha estudiado ciencia y “enseña queriendo”, inevitablemente resulta: el buen alumno.

El alumno que no estima en su conciencia los valores familiares de amor, respeto, y obediencia por que en el hogar no han sabido inculcarles ese espíritu, por ignorancia, por blanduras sentimentales, por falta de seriedad en sus cariñosos impulsos hacia esos hijos; esos alumnos no puede culpárseles de esos dones espirituales que los pulimenta en juego instintivo, el ansia de deportes sin freno, la intoxicación del cine prohibido para menores, y tantas otras cosas…

Con respecto a la colaboración del hogar en la escuela, es necesario que los padres valoren la labor de los profesores en todos sus momentos educativos e instructivos, porque hay una mayoría de padres que no alcanzan a profundizar en sus conciencias las diferencias tan esenciales que existen entre lo que llamamos ‘educación continuada’ e ‘instrucción didáctica’. La educación es permanente, está en todos los momentos docentes del alumno, mientras que la instrucción, o sea, el conocimiento de las materias que integran las asignaturas, no podrá calar en lo hondo del alumno si no hay previamente un deliberado afán de atender y respetar todo aquello que es fundamental en la persona, imagen de Dios.